El origen del tambor militar en España (III). El Reino de Murcia a finales del siglo XV.

 EL ORIGEN DE LOS TAMBORES MILITARES: EL SIGLO XV (III)

 


Diferencia entre el Tamborino y el Atambor. En realidad, es el tamaño.


Los Reinos de Murcia y de Jaén tuvieron una importantísima presencia en la guerra de Granada. Si ya hemos visto, en entradas anteriores, que es en esta cuando llegan las cajas de guerra suizas o atambores, nos surge ahora una duda. ¿Dejó esta enorme presencia militar huellas en el uso del tambor de guerra en los años posteriores a este conflicto, esto es, a finales del siglo XV en ambos reinos, en especial en sus huestes concejiles?

La repuesta es un rotundo sí. Voy a centrarme en el Reino de Murcia, pues mi Villa, Hellín perteneció al mismo hasta de 1982 y el que escribe ha sido funcionario de Murcia.

 

Tenemos varias fuentes que asó lo demuestran.

Antes de la guerra de Granada, simplemente decir que los tamborinos y tamboriles NO tuvieron función militar. Hay dos fuentes primarias que así parecen indicarlo:

La primera la recoge el historiador Aurelio Pretel Marín en “Chinchilla medieval[1]: Nos consta que el tamborino ya tocaba el tamboril en otros servicios necesarios hacia 1460 en la ciudad de Chinchilla (en el Reino de Murcia). El «tamborino» Guillén ¿Anes? (suelen llamarle «Guillames»),  será declarado franco, pero sin recibir salario, aunque sí será liberado en 1460 de una de las más temidas obligaciones militares del momento, la de ir a las labores de fortificación que se estaban llevando a cabo en Xiquena (Lorca):

 «. . .por quanto el dicho Guillames es neçesario en el dicho su oflçio para esta çibdad, e el syrue asy en bodas commo en desposorios e en otras cosas nesçesarias al dicho su ofiçio»[2].

 Pocos años después, en 1467, Antón, también tamboril, será franqueado de pechos, e incluso de obligaciones militares, y recibirá 900 maravedís anuales.

 

Incluso en 1482, al estallar la guerra de Granda, no nos consta tampoco que el instrumento tamboril  se usaran en la guerra, al menos en  ese año, como demuestra el hecho de que en la distribución de oficios entre peones y jinetes en el repartimiento efectuado en Sevilla en 1482[3] para la campaña de Granada se inscriben con nombres y apellidos todos los caballeros y peones repartidos para una de las campañas de ese año. Entre los oficios de peones que vienen como milicias se citan dos personas que tocan el tamboril y que SON ENROLADOS COMO LANCEROS[4]

 

Distribución de oficios entre peones en el repartimiento efectuado en Sevilla en 1482

        Fuente: A.M.S. Sección XVI, documento no 412.

OFICIO

Jinetero

Lancero    

 Ballestero

 Espadero

  TOTAL

Tamboril

 

       2

 

 

       2

 

Todo cambiará para las huestes concejiles tras la guerra de Granada en el Reino de Murcia. Ya, tanto en 1495 como en 1496 nos encontramos con dos documentos muy esclarecedores provenientes del Archivo Municipal de Murcia[5] que nos hablan de la presencia armada en las villas y ciudades en sus milicias concejiles tras esta guerra: el primero una provisión de los Reyes Católicos, ampliando hasta finales de junio el plazo dado a los concejos de los reinos para comprar armas, de acuerdo con el repartimiento efectuado al respecto. (1496-2-3. Tortosa). El segundo, una carta del licenciado de Illescas sobre la forma de hacer los alardes: repartimiento de peones por pueblos y ciudades, evitar agravios a poblaciones pequeñas que no pueden costear los alardes, y recordando la obligación de participar en los alardes a todos aquellos con hacienda entre 20.000 y 70.000 maravedís, etc. (1495-12-20. Valladolid). Fol. 2r-v.

 

Pero pasemos a los Atambores  en el Reino de Murcia:

 

El primer documento hace referencia al uso de atambores en un contexto festivo-religioso, la Fiesta del Corpus de finales del siglo XV.

En efecto, en la Fiesta del Corpus de 1494, 10 de junio, el concejo de Murcia ordena a Diego de Monzón, mayordomo a través del jurado Alfonso Auñón y siendo escribano y notario público Alfonso Palazol, que  pague 400 maravedís al juglar Alvirarí y sus tres compañeros, por la procesión del Corpus, que fue suspendida a causa de la lluvia. El regidor era Pedro Riquelme. Este documento muestra la pronta presencia del atambor en el Reino de Murcia y su uso ya no con fines militares. Poco después, participarían en esta procesión 9 trompetas y 10 atambores, acompañando el Pendón Real en la procesión del Corpus de 1498.

Archivo Municipal Murcia (AMM, Leg.4281 n 112). Proyecto Carmesí. Depositario: Ayuntamiento de Murcia.

 

 El segundo documento nos habla de un enfrentamiento en 1498 entre las villas de Yecla y Montealegre por lindes de dehesas, una fuente y pasos de ganado, solucionado a las bravas por las armas del Concejo de Yecla:

 Tras una disputa sobre una fuente de agua para alimentar ganados que enfrenta a Yecla con Montealegre en septiembre y octubre, los vecinos y concejo de Yecla en noviembre de 1498 organizan una expedición de castigo a Montealegre con

fasta dozientos ombres a cauallo e a pie, armados de diuersas armas e con pendon alçado e con arcabuzes e con tamborino” 

según denuncia el comendador de Montealegre[6]. Tamborino hace referencia a un instrumento de percusión tipo caja de guerra con función militar, claro está. Es evidente que hacía funciones militares este instrumento. Según Covarrubias, 1611, es un atambor pequeño. Como leemos, se moviliza a la Milicia Concejil para solucionar un problema doméstico. Esto nos indica hasta qué grado se estaba militarizando la sociedad a fines del siglo XV, acostumbrada ya a usar la fuerza armada.

El tercer documento es también un hecho en  contexto de guerra: hace referencia al uso del tambor en la primera rebelión de moros en Almería pocos años después de la toma de Granada. Destacamos la  presencia de tambor y atabales en las huestes concejiles de Murcia,  movilizadas para ir a la guerra: tenemos una clara referencia a estos instrumentos en las actas capitulares de la ciudad de Murcia en este hecho, ocurrido en 1500, la primera rebelión de los moros de Almería:

El 7 de octubre los Reyes Católicos ordenan desde la ciudad de Granada a los concejos de Murcia y Lorca el envío de 600 peones a Tavernas para sofocar la revuelta de los moros en Almería. A esto se suma otra carta de diciembre de 1500 pidiendo otros 150 hombres para el sitio de Velefique, y al cual acudirá el rey en persona. Este ordena se envíen a Guadix 50 lanceros a caballo y 100 ballesteros (cada uno con 24 flechas), además de los peones que allí están y de todos los regidores y caballeros que habrán de ir [7]. Entre las tropas concejiles enviadas encontramos en las actas capitulares de la ciudad una interesante deliberación sobre el dinero que ha de pagarse a los integrantes de la milicia allí desplazados.

Concretamente encontramos la referencia al sueldo del atabalero (el que toca los atabales) y al tamborino (otra vez caja de guerra o atambor pequeño) [8]. Se trata de Francisco de Úbeda, atabalero y de Núñez, tamborino. Ambos acompañan al alférez que porta la bandera, percibiendo doble sueldo diario: el de su alteza, como peones -20 maravedíes- y otro del Concejo de igual cuantía por ir como atabalero y tamborino, respectivamente [9]. Mientras que se discute sobre si se paga o no al alférez por llevar la bandera, no hay duda de hacerle efectiva la soldada a los músicos de la milicia.

 



Escudo de Lorca, familia Martínez de la Junta. Abajo a la derecha podemos ver un tambor, a la izquierda una rodela y trompetas. A la derecha de la espada, una cabeza cortada. El lema dice: “lo que por si no pudieron, todos juntos acabaron”. Es evidente la vinculación de esta familia con la milicia. Procedencia, antigua Iglesia de Santiago. Foto procedente de “Recorrido heráldico por las antiguas calles de Lorca”. José López Maldonado. Revista ALBERCA 20 / ISSN: 1697-2708. Pp. 194

 

 

 

 

 

 




¿Qué podemos deducir de todo esto? El habitual uso, ya a fines del siglo XV, de los instrumentos de percusión en las huestes concejiles, nombrados en los documentos consultados como atambores, atabales y tamborinos; estos, según el diccionario de Covarrubias de 1611 hacen referencia a un atambor pequeño. Lo importante es que  ya se emplean con un determinado uso,  y terminarán por ser indispensables en el mundo de la milicia, como veremos en posteriores artículos, al igual que en la música civil (fiestas lúdico- festivas) y en la religiosa (procesiones del Corpus o pregones para los Edictos  y Autos de Fe de la Inquisición). Pero no adelantemos acontecimientos...

 

(c) Antonio del Carmen López Martí.

 




[1] Pretel, Aurelio: Chinchilla medieval. Instituto Estudios Albacetenses.  1992. pp. 273

[2] Arch. Hist. Prov. Albacete. Libro 1, fol 39 y 159v

[3] A.M.S. Sección 16, documento nº 412 y 413

[4] Bellón León, Juan Manuel: “Las milicias concejiles castellanas a finales de la Edad Media. Un estado de la cuestión y algunos datos para contribuir a su estudio”. MEDIEVALISMO, 19, 2009, 287-331

[5] [Leg. 4281, n. 72]

[6] A.G.S Registro General del Sello, año 1499, fol. 111. En el libro de López Serrano, Aniceto, Yecla, una villa del Señoría de Villena, siglos XIII al XVI. Academia Alfonso X el Sabio. Murcia 1997. pp. 205

 205.

[7] A.M.MU. Cartulario 1494-05, fols. 90 v-91 r y A.M.MU. LEG. 4272 Nº199

[8] A.M.MU., Actas Capitulares, 1500. Sesión: jueves, 15-X

[9]  Abellán Pérez, Juan y Juana María. “Aportación de Murcia a la rebelión morisca de la alpujarra almeriense: el cerco de Velefique (octubre de 1500-enero de 1501)”





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